Cuatro macrodistritos de La Paz tienen a las zonas más bulliciosas de la ciudad. Se estima que en esos lugares el ruido ensordecedor de autos y motocicletas alcanzan al menos 78 decibeles (db) y los ciudadanos deben soportarlo a diario, como si tuvieran cerca a una alarma sonando de forma constante. Esta acústica es, según una fonoaudióloga, perjudicial para la salud mental, cardiovascular y digestiva.
El Sur (21 de Calacoto, 16 de Obrajes), Max Paredes (Buenos Aires, Garita de Lima), El Centro (Pérez Velasco), y San Antonio (Cruce de Villas) son las áreas urbanas donde mayor contaminación sonora hay, según el mapa de ruidos de la alcaldía paceña.
De acuerdo al director de prevención y control ambiental del municipio paceño, Marco Martínez, el ruido excesivo proviene de los bocinazos automovilísticos, el rugido de motos con el escape libre y los amplificadores de música expuestos en los comercios de las avenidas.
Esa combinación auditiva sobrepasa los 65 db, el umbral de exposición segura establecido por la Organización Mundial de La Salud (OMS).
Martinez recordó que el Reglamento en Materia de Contaminación Atmosférica vigente en el país fija los 68 db como límite máximo permisible de ruido en fuentes estables y horario diurno (06:00 a 22:00), y 65 db en horario nocturno (22:00 a 6:00).
Pero los sonidos de la ciudad sobrepasan esa restricción a diario. Lo comprobó consultando el nivel sonoro existente en la calle Colombia cuando era entrevistado por Radio Compañera, y el sonómetro marcó 74 db.
Lo cual, a decir de la fonoaudióloga y docente universitaria de la Universidad Mayor de San Andrés, Ana María López, produce de forma silenciosa una serie de malestares en casi todo el cuerpo.
“Estar expuesto al ruido constante no sólo provoca malestar en el oído, también produce falta de sueño, estrés, taquicardias y problemas estomacales”, explicó.
Acotó que la gravedad de estos padecimientos aumenta en las personas que además de lidiar con la contaminación acústica de las avenidas también tiene que tolerarlo en sus fuentes de trabajo.
“Eso sucede, por ejemplo, con los que trabajan en textileras. Salen de su trabajo y se encuentran con una marcha. Ellos están más predispuestos a sufrir una hipoacusia por ruido”, agregó.
Por ello, Martínez adelantó que desde abril del siguiente año el municipio reactivará la ordenanza 192 que establece el “Día de la no bocina”. “Vamos a tratar que sean varios días del año, porque un día sin bocinas es un día de paz”, subrayó.