La Paz, 7 de febrero (RC). – Un año después del primer juicio político en su contra, el expresidente Donald Trump enfrentará desde el martes un segundo proceso en el Senado, cuyos miembros deben determinar si incitó un asalto al Capitolio que dejó cinco muertos el mes pasado.
En el centro de los procedimientos de la próxima semana está el ataque del 6 de enero, cuando varios cientos de partidarios de Trump irrumpieron en el Congreso, se enfrentaron a la policía y trataron de detener la certificación de la victoria electoral de Joe Biden.
El levantamiento, que según algunos legisladores demócratas fue un intento de golpe protagonizado por terroristas autóctonos, ha sido descrito como el mayor ataque a la democracia estadounidense desde la Guerra Civil de 1860.
El tumulto dejó a los miembros del Congreso tan conmocionados y a la nación tan enfurecida que los demócratas comenzaron de inmediato el proceso de destitución contra Trump dos semanas antes del final de su mandato.
El 13 de enero, la Cámara de Representantes lo acusó de «incitación a la insurrección», convirtiendo a Trump en el primer presidente en ser sometido dos veces a un juicio político. Ningún otro comandante en jefe ha sido tan deshonrado.
Sin embargo, no hay precedentes de una condena a un presidente por el Congreso, y es probable que esta no sea la excepción.
Uno de los principales objetivos de los demócratas que impulsaron el juicio político sería lograr que Trump ya no pueda ocupar un cargo electivo en el futuro.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien reunió a un equipo de nueve demócratas para actuar como relatores del juicio político, insistió en que no condenar al expresidente dañaría a la democracia estadounidense.
«Veremos si este Senado es valiente o cobarde», dijo Pelosi a la prensa el jueves.
AFP